Según los últimos datos del INE, en los cuatro primeros meses del año, España recibió 25,6 millones de turistas internacionales, un máximo histórico que representa un aumento del 7,1% respecto al mismo periodo de 2024. El gasto total de los visitantes alcanzó los 34.000 millones de euros, un 9,3 % más. Estas cifras no solo consolidan a nuestro país como el segundo destino más visitado del mundo —solo por detrás de Francia— sino que también reafirman el peso estructural del turismo en nuestra economía.

España ha sido, históricamente, un referente en turismo. Pero hoy es, además, un referente global en turismo inteligente gracias a la visión compartida entre administraciones públicas y empresas, y a una apuesta sostenida por la tecnología como aliada estratégica. Nuestro país cuenta con la mayor red de destinos turísticos inteligentes, y la primera “infraestructura pública sectorial de turismo” del mundo.

Este modelo pionero, construido sobre la base de la colaboración público-privada y el uso estratégico de los datos, no solo está consolidando una nueva forma de entender la gestión turística: también está despertando el interés de otros países que buscan inspiración para avanzar en sus propios procesos de digitalización, como es el caso de Iberoamérica.

Cómo se ha llevado a cabo la transformación digital del turismo en España es un caso ejemplar de voluntad compartida, entre el sector público y el privado (empresas tecnológicas y turísticas), para construir un modelo turístico más eficiente, resiliente, inteligente y sostenible. Y lo más relevante: basado en datos y en decisiones informadas.

En una sociedad cada vez más conectada, los datos se han convertido en el principal activo para el turismo. Sin embargo, no basta con recopilarlos: hay que interpretarlos, compartirlos y convertirlos en decisiones estratégicas que se traduzcan en una mejor gestión. Esto exige una cooperación multinivel y multisectorial que integre tanto al sector público como al privado, y que conecte el ecosistema turístico con el tecnológico.

Herramientas como la Plataforma Inteligente de Destinos (PID) —impulsada por la Secretaría de Estado de Turismo y SEGITTUR—, los sistemas de análisis predictivo, la inteligencia artificial generativa o los gemelos digitales están permitiendo una transformación sin precedentes de la gestión turística. Estas soluciones permiten anticipar patrones de comportamiento, optimizar recursos, personalizar experiencias y tomar decisiones basadas en evidencias. En definitiva, convertir la tecnología en ventaja competitiva.

Todo esto redunda en un incremento de la satisfacción de los turistas, especialmente en la fase “durante”, que es la más relevante en el viaje del turista y la que además está profundamente ligada a la experiencia ciudadana. Por ello, estos proyectos de DTI deben entenderse no solo como una mejora de los servicios turísticos, sino como una palanca para elevar el bienestar de los residentes, haciendo del turismo un motor económico y de bienestar social.

Este nuevo modelo de turismo digital debe ser, por definición, sostenible. Y no solo en el plano ambiental, sino también en el económico y social. La tecnología puede -y debe- ayudarnos a gestionar mejor los recursos, reducir la huella de nuestras actividades y evitar la saturación. Hablamos, por ejemplo, de sistemas que permiten distribuir flujos turísticos en tiempo real para descongestionar centros históricos, sensores que monitorizan el impacto ambiental en espacios naturales o plataformas que mejoran la eficiencia energética en alojamientos.

Todo esto es el fruto  de años de trabajo conjunto en el sector turístico español. Hoy podemos hablar de grandes avances tangibles, resultados contrastados y una transformación real que trasciende el mero crecimiento económico.

Se trata de un caso de éxito en transformación digital y colaboración público-privada, y una muestra de cómo la aplicación estratégica del conocimiento —puesta en práctica a través de la tecnología— es la clave para generar ventajas competitivas y posicionar a España en el liderazgo internacional, algo que sin duda hoy se ha tornado en algo crítico.

Estamos ante el comienzo de una nueva etapa en la que las industrias y la tecnología deben trabajar al unísono para producir el mayor impacto social. Con ambición, responsabilidad y colaboración.

***Pilar Roch es directora general de Ametic.