
Sergio Díaz-Granados, presidente de CAF. Cedida.
Díaz-Granados (CAF): "Es más fácil construir en América Latina la respuesta a la seguridad energética de Europa"
El presidente de la CAF defiende que se ensanchen los mercados y aboga por la aparición de empresas multi-iberoamericanas.
Más información: La empresa latinoamericana se prepara para buscar en Sevilla alternativas a EEUU para sus inversiones
Sergio Díaz-Granados cree que con la tensión arancelaria desbordada Europa tiene una ocasión de oro para estrechar lazos económicos con América Latina y el Caribe. Promete ayuda a través de la CAF, el Banco para el Desarrollo de América Latina y el Caribe que preside y que es homólogo en la región al BCE.
En concreto, ofrecen 8.500 millones de dólares para financiar proyectos en Latinoamérica durante los próximos tres años, una jugosa oportunidad abierta a compañías españolas explicada durante el congreso del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi) celebrado en Sevilla esta semana.
A cambio, la región ofrece "certidumbre" al Viejo Continente. Sobre todo en fuentes energéticas como el gas natural, del que se importa principalmente... de Estados Unidos. "Es más fácil construir en América Latina esa respuesta a la seguridad energética de Europa", insiste Díaz-Granados.
El que fuera también ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia no deja ver su optimismo sólo en este punto. También lo exhibe en la gestión de su apretadísima agenda: sin amedrantarse ante el atasco de Sevilla por la salida de las carretas para el Rocío, aprovecha los escasos minutos libres tras la entrevista para echarse a la calle y ver el Archivo de Indias antes de ir al aeropuerto.
"¿Vas esta tarde a la Ceapi? Cierra Carlos Vives", aconseja a modo de despedida. Volverá a finales de este mes: se celebra la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, a la que asistirán ministros de Economía y Finanzas de Latinoamérica.
También fondos soberanos árabes y, en medio, la empresa española, que tiene una "oportunidad" como "ejecutores" de la inversión que llegue a la región desde Oriente Medio.
¿Qué hace un banco como la CAF en un foro como este?
Hay cerca de 500 bancos de desarrollo en el mundo. Cooperamos en distintas jurisdicciones con una función básica: hacer finanzas que no sean gaseosas, buscando que las finanzas tengan rostro humano y sirvan para el desarrollo.
Hoy todos tenemos un gran consenso de que el desarrollo se alcanza dinamizando más la inversión privada. Por eso, la interacción con el sector privado es vital para alcanzar el objetivo, ya que el desarrollo no llegará sólo por una mayor eficiencia del gasto público o un mayor incremento del gasto público, sino también por dinamizar la inversión privada y alcanzar esa misión de desarrollo en una combinación activa con el sector privado.
Este foro incide mucho en el contexto geopolítico en el que estamos es una oportunidad para América Latina. ¿También para que la CAF movilice inversión?
Lo es, definitivamente. Nosotros siempre vemos el vaso medio lleno y la coyuntura actual como una especie de alarma, de despertador, de que deberemos trabajar muchísimo más para acercar Europa y América Latina. Los 'campanazos de alerta' de comienzos de año, el tema arancelario y los temas de restricción en la movilidad tienen que obligar a los países de América Latina y motivar a Europa también a buscar una alianza transatlántica más sólida.
El éxito de esa estrategia está en el corazón del sector privado; tiene que pasar por el liderazgo del sector privado, en estrecha coordinación con el sector público o los gobiernos, que tienen que crear los marcos regulatorios o las condiciones para que el sector privado se dinamice aún más.
El entorno, la coyuntura en la que hicimos este congreso iberoamericano de empresas, no puede ser más oportuna, porque lo que hay hoy es la necesidad de tener reglas claras, certidumbre, espacios más amplios para el crecimiento de los negocios, y eso lo ofrece justamente el mundo iberoamericano.
¿Eso significa que el capital privado debe tener ahora más oportunidades a uno y otro lado de Europa y América Latina?
Así es. En los últimos 35 años hemos tenido un crecimiento importante de la inversión extranjera europea hacia América Latina, con casi 660.000 millones de euros. Pero un país como España recibió algo así como 60.000 millones de euros de América Latina en inversiones también en los últimos 15 años.
Lo que necesitamos es que eso crezca más y que se ensanche más y que aparezcan ya no solamente multilatinas o empresas multieuropeas, sino que comiencen a aparecer empresas iberoamericanas, empresas que comiencen a ensancharse en los dos mercados.
Porque las respuestas a las preguntas europeas de energía, de alimentación, de certezas en la proveeduría de materiales para la transición energética o para la transición digital –tierras raras, cobre, litio, cobalto–, están en América Latina y el Caribe. Es una historia de 500 años de interacción que hay que seguir estimulando y hay que forjarla nuevamente con un nivel de ambición mayor.
Eso se parece bastante a una Commonwealth a la Iberoamericana.
Claro. Tenemos una red de acuerdos comerciales que hemos venido haciendo desde mediados de los 90. Acabamos de repotenciar el acuerdo de México y de Chile con la Unión Europea, que se suman a los de Centroamérica y República Dominicana, a los de Colombia y Perú y Ecuador, y ahora falta Mercosur.
Cuando concluya el proceso de Mercosur este año, vamos a tener una comunidad de comercio de 1.100 millones de personas y va a ser como el 22% del PIB mundial. Vamos a tener el área de libre comercio más grande del mundo con reglas en el momento en el que todo el mundo quiere desbaratar las reglas, o países como Estados Unidos han puesto de lleno el uso de reglas propias y no reglas multilaterales. Entonces, es un contraste y también es una oportunidad para América Latina y el Caribe y para Europa.
La aprobación del acuerdo de la Unión Europea-Mercosur significa un cambio sustancial en las reglas globales de comercio. ¿Qué debiera pasar a partir de ahí? Deberían aumentar los flujos de inversión, deberían aumentar los flujos de comercio, la transferencia de conocimiento de Europa hacia América Latina. Hace dos años era importante; hoy es urgente.
"Cuando concluya el proceso de Mercosur, vamos a tener una comunidad de comercio de 1.100 millones de personas"
¿Sabe que el acuerdo de Mercosur está siendo bastante contestado en Europa?
Siempre hay temores, sobre todo de quienes se sienten amenazados. El beneficio termina siendo siempre mucho mayor que la pérdida, pero hay que atender también a los sectores que se sientan perdedores.
Hay que buscar las alternativas, gradualidades, acompañamientos, y yo creo que esas son respuestas que hay que generar, certidumbres que hay que generar ante esas dudas y preguntas que generan los acuerdos. Pero sin duda alguna, a mi juicio, el ensanchamiento de las reglas de comercio entre Europa y América Latina le sirve a ambos continentes, le va a dar estabilidad, le va a dar más seguridad a ambos continentes.
¿Qué sectores identifica en los que este mayor intercambio de inversión entre Europa y América Latina puede ser especialmente objeto de ese aumento de la inversión?
Yo veo al menos cuatro o cinco sectores en los cuales Europa y América Latina pueden ser líderes globales y pueden ayudar a resolver gran parte de los desafíos globales. El primero de ellos obviamente es la minería. A partir de ahí hay un sector clave que es la transición energética.
Poder avanzar en las energías renovables no convencionales, en una transición energética que se ajuste, que tenga a la gente en el centro, va a requerir conocimiento que tiene Europa y materias primas que tiene América Latina.
Luego está el sector de alimentos. El año pasado, América Latina alimentó a casi 1.300 millones de personas en el mundo. Podemos hacer un sector mucho más productivo. Aquí hay buena tecnología y buen conocimiento en Europa, y en América Latina hay tierra.
También está la bioeconomía, la mezcla de tecnología y naturaleza. El mayor laboratorio de naturaleza es América Latina y el Caribe. El 60% de la biodiversidad mundial está en América Latina y el Caribe. Y servicios. Tanto el turismo como la logística van a ser clave.
Son todos proyectos que evidentemente repercutirían en el desarrollo de América Latina. ¿Qué ganaría la parte europea?
Los números de los últimos 30 años de ingresos en empresas europeas son muy importantes. Un funcionario de Banco Santander mencionaba ayer que casi el 40% del ingreso del banco proviene de América Latina y el Caribe. Esto pasa con muchas empresas, en telecomunicaciones, construcción, turismo. Las oportunidades para las empresas están en ensanchar los mercados, lo que significa más consumidores y más posibilidades de combinación.

Díaz-Granados, durante la entrevista. Cedida.
Lo que le aportaría adicionalmente América Latina a Europa es certidumbre, por ejemplo, en las fuentes energéticas de transición, digamos, gas natural. Hoy tenemos una fuente de energía que está en entredicho por la situación del conflicto e invasión de Rusia a Ucrania. Bueno, hay 15 trillones de dólares en gas en América Latina.
Es más fácil construir en América Latina esa respuesta a la seguridad energética de Europa. Es más fácil construir la respuesta de seguridad alimentaria, digamos, de trigo, de cebada que se haga necesaria desde América Latina.
Teniendo eso en cuenta, ¿han presentado en este congreso un plan para aumentar esa inversión para la empresa europea?
Sí, hemos ofrecido inclusive un canal de financiamiento que queremos al menos por el lado de nuestra ventanilla colocar 8.500 millones de dólares de financiamiento de proyectos en América Latina en los próximos 3 años.
"Lo que le aportaría adicionalmente América Latina a Europa es certidumbre, por ejemplo, en las fuentes energéticas de transición"
Se ha hablado también mucho de pasar de las empresas multilatinas a las multi-iberoamericanas. ¿Tenemos algún ejemplo en activo?
Hay caminos de ida y vuelta en inversión. Ya tenemos mucha empresa española invirtiendo en Latinoamérica y el Caribe, y ya hay empresas latinas invirtiendo en España.
¿Eso es una multi-iberoamericana?
Yo creo que ese es el germen de la multi-iberoamericana. Lo que necesitamos hacer ahora es comenzar a ver dueños de empresas de ambos lados combinando patrimonio, combinando acciones, generando nuevos emprendimientos que trabajen en ambos mercados. Es hora de comenzar a ver el nacimiento de unas empresas cuyo ADN está más mezclado.
¿Vía fusiones?
Yo creo que fusiones y consolidaciones es un buen camino, pero ojalá viéramos nacimientos también de nuevas empresas en esta nueva economía, en biotecnología, en bioeconomía, en inteligencia artificial, en startups y tecnología. Hay un margen para ver empresas nuevas también, empresas que nazcan pensadas globalmente con fortalezas, atributos y virtudes de ambos lados.
Hay una ventana de oportunidad, dice todo el mundo ahora en el Congreso CEAPI. ¿Cuánto tiempo va a durar abierta?
Yo creo que la ventana es grande, pero sí hay una urgencia de movilización. La ventana ha estado ahí, ya estaba abierta por 35 años, y los que la tomaron, los primeros que se atrevieron a salir y decir "vamos a cruzar, vamos a crecer" –los bancos, las empresas de telecomunicaciones–, pues 30 años después rompieron el miedo o el desconocimiento.
Ellos han abierto el camino. Ahora es la alerta para el resto de los sectores de la economía, sin importar el tamaño de las empresas, de "óigame, esto es un camino que se puede cruzar y nos permite crecer".