Imagen de archivo de una médica de cabecera.

Imagen de archivo de una médica de cabecera. E.P.

Salud

Médicos de Sevilla con la huelga del día 13 de junio: "Atendemos hasta a 70 personas al día en Atención Primaria"

"Tenemos pacientes, somos gente responsable. Si hemos llegado hasta aquí es porque la Administración nos está poniendo contra la espada y la pared", sostiene un médico de cabecera sevillano.

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El próximo 13 de junio, los médicos de toda España están llamados a una huelga nacional por un estatuto propio que reconozca su especificidad profesional. En Sevilla, muchos facultativos se sumarán a la convocatoria convocada por la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM) y el Sindicato Médico Andaluz (SMA).

El motivo, aseguran, va más allá de las reivindicaciones laborales: es una cuestión de dignidad profesional y de salud pública. "Atendemos hasta a 70 personas al día en Atención Primaria", denuncia un médico de cabecera de la zona norte sanitaria de Sevilla que prefiere mantenerse en el anonimato.

Este profesional, tutor de residentes y con casi dos décadas de experiencia, explica que la carga asistencial supera con creces lo que oficialmente se comunica desde la Administración.

“Se ha dicho en muchos medios que el cupo de pacientes es de 35 al día, pero eso nunca se ha cumplido”, asegura.

En realidad, las agendas tienen una doble cara: la visible, donde se registran los pacientes, y la paralela, que absorbe lo que "les quepa". Lo equipara a un autobús: si el límite son 50 plazas, se permite subir a otras 20 personas más que, administrativamente, “no constan”.

La jornada empieza con incertidumbre. Cada mañana, a las ocho, los profesionales preguntan con ansiedad si habrá un compañero que atienda las urgencias. "Si alguien llega, lo hace para suplir una carencia estructural del sistema, nunca como un refuerzo real", lamenta.

En muchos días, explica, a los pacientes citados se suman otros veinte de urgencias, elevando la cifra total a hasta 70 personas atendidas en una sola jornada.

Seis minutos por paciente

Esa sobrecarga también implica tener solo seis minutos por paciente. Pero la realidad es que los tiempos se rompen. Si alguien acude con una situación compleja, el médico le dedica el tiempo "que necesite", aunque eso “le fastidie” el resto de la agenda.

Porque el problema no es solo la cantidad, sino también la calidad. La mayoría de los pacientes no vienen con una única demanda, sino con una lista de dolencias acumuladas durante meses sin seguimiento médico. “Cuando llegan, lo piden todo de golpe y, evidentemente, como médico lo escuchas”, apunta.

Además de la consulta presencial, deben atender teleconsultas, revisar el buzón de notificaciones —donde aparecen mensajes como “su paciente ha sido ingresado en el hospital”—, o tramitar derivaciones al especialista, que ya no se hacen de forma directa, sino mediante un circuito telemático.

Este cambio no solo genera más burocracia, sino que convierte al médico de familia en quien ve al paciente, solicita las pruebas y luego también las interpreta, sin que exista una valoración intermedia.

El acceso a pruebas complementarias tampoco es fácil. "No están siempre dentro de protocolo, y cuando se solicitan, deben justificarse en profundidad", lo que supone un nuevo obstáculo en una jornada ya desbordada.

A eso se suman tareas como cirugía menor, infiltraciones o técnicas como la ecografía, una disciplina que este sevillano está aprendiendo por iniciativa propia. “Tenemos la vocación de mejorar, de dar la mejor asistencia posible”, explica el médico.

Pero esa vocación, dice, choca con una estructura que no acompaña. “Queremos tiempo para poder ejercer bien nuestro trabajo, para poder investigar, para poder formarnos”, subraya.

Incluso el sistema informático, Diraya, representa una traba diaria: instalado en 2005, tiene una interfaz anticuada, ha sido parcheado con herramientas externas y se cuelga con frecuencia. “Es lento, provoca estrés laboral tanto al médico como al paciente, que no puede acceder a buena parte de sus datos”, afirma.

Agresiones semanales

"A diferencia del profesorado, los sanitarios no sienten el calor de la sociedad", dice, aunque sí el de sus pacientes directos. Sin embargo, esa relación cercana también los expone.

Las agresiones verbales, los gritos o el aporreo en las puertas son frecuentes. “Todos los médicos que trabajamos en primaria o urgencias hemos sufrido agresiones de baja intensidad. Son semanales. Al final, somos la cabeza de turco”, lamenta.

Esto también deviene de que son ellos quienes soportan las críticas de los ciudadanos: "por los retrasos en las citas, por los resultados analíticos que no llegan, por la dificultad de acceder a una consulta". “Al final recibimos todas las críticas del sistema”, resume.

Asimismo, denuncia que la salud mental de los profesionales sigue sin estar reconocida ni protegida por la Administración. “Nos gustaría tener tiempo para el paciente, pero también para nuestra salud mental”, dice.

Y pone un ejemplo de agravio comparativo: otros colectivos ya han conseguido el derecho a una jubilación anticipada por la dureza de su trabajo, mientras que los médicos no, pese a que “esta decisión sería solo una cuestión económica”.

El malestar está profundamente arraigado. Según el médico sevillano, muchas de las cuestiones recogidas en el nuevo estatuto médico, como la carrera profesional o los derechos laborales específicos del colectivo, siguen sin reconocerse de forma efectiva en un estatuto propio. “Somos una minoría que no tiene voz ni voto y somos la base del sistema”, señala.

Contra la espada y la pared

Por eso, insiste, la huelga no es una frivolidad. “Nosotros no bloqueamos una ciudad, tenemos pacientes, somos gente responsable y nos duele mucho que una huelga nuestra pueda repercutir en los pacientes. Si hemos llegado hasta aquí es porque la Administración nos está poniendo contra la espada y la pared”.

No se trata de un caso aislado. El sentir colectivo, asegura, es que la huelga está “más que justificada”. Su propio currículum habla de una vocación sostenida en el tiempo: ha trabajado en varios países, ha pasado por el 061 en Portugal, ha ejercido más de 15 años en hospitales y ahora acumula experiencia también en Atención Primaria.

Tiene una alta puntuación en objetivos y, sin embargo, solo alcanza el nivel 1 en la carrera profesional, de un total de cinco. “Tenemos una carrera de obstáculos para desarrollar la profesión médica”, concluye.

Mientras tanto, el 13 de junio se acerca, y con él, una protesta que busca algo más que mejoras laborales. Es, según los convocantes, una llamada de auxilio de quienes sienten que el sistema ha dejado de escuchar a quienes lo sostienen desde la base.