Sara en El Rincón de Oliegos en Foncastín

Sara en El Rincón de Oliegos en Foncastín Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

Sara y su coqueto bar en un pequeño pueblo de Valladolid: triunfa con su oreja, tortilla y ricas croquetas

Ella, junto a su madre, sacan adelante un negocio en la pequeña localidad de la provincia vallisoletana a base de trabajo y mucho esfuerzo.

Más información: De ayudar a sus padres a abrir su bar en un pueblo vallisoletano: Víctor y Gustavo triunfan con sus cafés y gambas

Publicada

Foncastín es una localidad de la provincia de Valladolid que pertenece al municipio de Rueda y que cuenta en la actualidad con una población de unos 110 habitantes, como han señalado fuentes municipales a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Se trata de uno de los poblados que surgieron en la década de los 40 al amparo del Instituto Nacional de Colonización, Sus primeros habitantes se instalaron en 1945, procedentes de la localidad leonesa de Oliegos.

La construcción del embalse de Villameca habría forzado su abandono. En un principio se llamó Foncastín de Oliegos.

Precisamente, en recuerdo a esta etapa de la historia, en la localidad pucelana nos encontramos con Sara y su bar que lleva el nombre de Rincón de Oliegos.

En febrero cumplirá diez años al frente de un establecimiento hostelero que brilla con su suculenta tortilla, oreja y sabrosas croquetas.

La vida de Sara y el bar de Foncastín

Sara del Cura Antolín, de 36 años de edad, nació en Valladolid, aunque, en su infancia, también pasó ratos en un pueblo burgalés del que conserva grandes recuerdos. Amante de pasar tiempo con sus amigos y de irse de viaje y conocer nuevas tierras.

A los 19 años se iría a Madrid a estudiar durante algo más de año y medio antes de conocer a Dani, su actual marido. Cuando, en 2016, estaban cerca de casarse, a los padres de Sara, a Chari y Luis, les llegó la oportunidad de alquilar el bar de Foncastín.

“El dueño anterior quería alquilarlo y por un tío mío les llegó la oportunidad y mis padres cogieron las riendas en ese año 2016, en febrero de 2017 mi padre falleció”, asegura nuestra entrevistada.

Fue ahí cuando Sara tuvo que cubrir la labor de Luis y echar una mano a su madre en el establecimiento hostelero y tuvo que trasladar su residencia a la localidad pucelana.

Casi 10 años al frente del establecimiento hostelero

El bar en el que trabajamos nosotros se abre el año 2001. Era el teleclub rehabilitado que se mantiene para dar servicio al pueblo ya que el otro bar cerraba. Se llama El Rincón de Oliegos desde entonces”, añade nuestra entrevistada.

Con Sara y su madre Chari al frente, desde 2016-2017, cumplirá 10 años. Se ubica en la Calle Cuesta de Foncastín y cuenta con 150 metros cuadrados con una pequeña cocina y un comedor que puede dar servicio a 20 personas.

El bar de Sara en Foncastín

El bar de Sara en Foncastín Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Finalmente, en diciembre de 2020 Sara y su marido se lanzarán a la aventura para comprar este establecimiento hostelero.

En la sala más grande del bar cuenta con una chimenea de leña que calienta el lugar y da ese encanto propio de estos bares de pequeños pueblos que siempre guardan una preciosa historia detrás.

“También contamos con un pequeño porche y terraza. El bar está situado justo al lado de un parque y en verano triunfa la terraza con los niños que no tienen el problema de que pasen coches por lo que es perfecto para que jueguen allí”, asegura Sara.

Entre ella y su madre, con mucho esfuerzo, sacan adelante el negocio.

La tortilla, la oreja y las croquetas

“Abrimos todos los días a las 10 para dar cafés. Vienen trabajadores de las bodegas, del campo, cuadrillas de mujeres que se juntan por la mañana… En invierno somos un pueblo pequeño, pero en verano y los fines de semana viene mucha gente”, añade nuestra protagonista.

Los fines de semana ofrecen diferentes tapas y, asegura, que también les encargan algunas elaboraciones para que los vecinos puedan disfrutar del mejor sabor en un lugar en el que reina su historia.

“Nuestras especialidades son la oreja, la tortilla de patatas, las croquetas y las torrijas. Las hacemos con todo el cariño del mundo y a la gente que lo prueba les encanta y estamos muy contentos con ello”, afirma.

Los clientes y vecinos del lugar también están muy alegres de que ellas sigan dando vida al lugar.

Imagen exterior del bar

Imagen exterior del bar Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Felices con la vida en el pueblo

“En estos años hemos conocido gente maravillosa en el pueblo. Muchos de ellos más que vecinos son grandes amigos. Aquí sabes que puedes contar con ellos para cualquier cosa y ellos con nosotros”, asegura Sara.

Ella está muy contenta de vivir en un pueblo como Foncastín y de que su hija, que ya tiene seis años, haya nacido en el lugar. “La pequeña es feliz creciendo aquí y eso es lo más importante”, afirma.

Sara finaliza apuntando que el bar “da vida al pueblo” y es el lugar “de reunión para todos”, para charlar, para pasar un buen rato con los vecinos y demás.

Algo muy importante para dar más vida a Foncastín.