Aida Suárez, decana de la Facultad de Ciencias Biomédicas y de la Salud y directora general del Área One Health de la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX)

Aida Suárez, decana de la Facultad de Ciencias Biomédicas y de la Salud y directora general del Área One Health de la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX)

Opinión Tribuna / ESPECIAL

Brecha competencial en sanidad: la urgencia de formar a quienes liderarán el cambio

Aida Suárez
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La tecnología forma parte inseparable de nuestra realidad como seres humanos. Aunque biológicamente hemos cambiado poco en milenios, nuestra evolución como especie está cada vez más ligada al conocimiento y, de forma creciente, a la tecnología.

Da igual dónde miremos o lo que hagamos a lo largo del día, es muy difícil encontrar un solo ámbito en el que no estemos usando alguna forma de tecnología. Incluso acudir al médico, un espacio que hasta hace poco consideraba la tecnología como un recurso administrativo, se ha transformado radicalmente.

Hoy, la sanidad está inmersa en una revolución impulsada por la inteligencia artificial, que ya se aplica en el apoyo diagnóstico o el soporte en la transcripción de consultas, devolviendo más humanidad a la relación sanitario-paciente. Esta tecnología demuestra ya su capacidad para ayudar a los profesionales médicos a mejorar, eficientar y agilizar procesos clínicos, pero no es la única. Herramientas como la historia clínica interoperable —imprescindible para compartir información entre profesionales— o la telemedicina, que juega ya un papel crítico en zonas de difícil acceso, en la atención a personas con patologías crónicas y en momentos críticos como la pandemia de la covid-19 para garantizar que la asistencia llegue a todos.

La tecnología, en definitiva, pone a nuestro alcance un modelo sanitario más conectado, inclusivo y eficiente. Pero también plantea un nuevo paradigma asistencial, donde cambian los roles profesionales y la relación médico-paciente. Esto exige una nueva forma de ejercer la práctica clínica y una formación que responda a esta transformación. Un reto que vivimos cada día y que requiere del compromiso de las universidades para entender esta nueva realidad y cerrar la brecha competencial, diseñando programas que preparen a los futuros sanitarios con las habilidades necesarias para asumir esta nueva realidad. En UAX apostamos por un enfoque Health Tech: formar profesionales capaces de integrar el conocimiento médico con soluciones tecnológicas innovadoras.

El rol del profesional sanitario está mutando de forma muy rápida y ya no es solo un profesional que diagnostica enfermedades o prescribe medicamentos. La tecnología lo está convirtiendo en un gestor de procesos asistenciales, un intérprete de datos o un líder de equipos multidisciplinares, en los que además de sanitarios hay perfiles técnicos. La relación entre ingenieros y médicos será esencial en los próximos años y debemos preparar a nuestros profesionales para que sepan comunicar con claridad y precisión qué necesitan de la tecnología.

Este cambio va más allá del uso de nuevas herramientas digitales. Como se debatió recientemente en la Jornada de Salud Digital que organizamos en UAX, el verdadero reto es discernir cuándo y cómo aplicar la tecnología con criterio clínico y humano. Esta es la esencia del enfoque Health Tech: no sustituir al médico, sino potenciar su capacidad de atención mediante tecnología con propósito.

En este nuevo escenario, el profesional se convierte en un asesor que guía a pacientes cada vez más informados, conectados y activos en el cuidado de su salud, pero también más vulnerables si no se sienten escuchados ni comprendidos. Muchos llegan a la consulta con historiales digitales y preguntas concretas. Es un paciente más exigente y más autónomo, que necesita acompañamiento, no solo respuestas.

Paralelamente, estamos asistiendo al auge de nuevas tendencias que deben acompañar a esta revolución digital, como es el caso de la Salud Sostenible. Este enfoque incorpora variables ambientales, como el clima, al diagnóstico médico. Según la OMS, el cambio climático causará en torno a 250.000 muertes adicionales por año entre 2030 y 2050. Abordar este desafío implica integrar grandes volúmenes de datos en la práctica clínica, una cuestión que ineludiblemente debemos abordar desde la universidad para formar a los futuros profesionales para esta realidad.

El gran reto no es solo adaptarse, sino liderar el cambio. La alfabetización digital, el análisis de datos, el pensamiento crítico, la comunicación y una sólida base ética y humanista serán competencias imprescindibles para una medicina cada vez más digital.

Solo así lograremos que esta revolución tecnológica se traduzca también en una sanidad más humana, equitativa y cercana. Porque el objetivo no es solo tener más tecnología, sino usarla para prevenir, diagnosticar, tratar y cuidar mejor.

*** Aida Suárez es decana de la Facultad de Ciencias Biomédicas y de la Salud y directora general del Área One Health de la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX)