Un avión de combate Eurofighter Typhoon expuesto durante el primer día de celebración de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF), este lunes, en Madrid.

Un avión de combate Eurofighter Typhoon expuesto durante el primer día de celebración de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF), este lunes, en Madrid. EFE

Tribunas LA TRIBUNA

El sector de la defensa, pendiente de las decisiones de Sánchez

Si no cumplimos con nuestros compromisos en defensa, la imagen que saldrá perjudicada será la de España, que será dada de lado una vez más en la toma de decisiones relevantes para nuestra seguridad.

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Hoy finaliza en la Feria de Madrid (IFEMA) la cuarta edición de la bienal Feria Internacional de Defensa, FEINDEF.

La feria española, que cuenta con el apoyo institucional del Ministerio de Defensa, ha crecido de manera espectacular desde su creación, y sólo en esta última edición dispone del doble de espacio para exposiciones que en la anterior cita de 2023.

Espacio en el que se atiende la creciente demanda de empresas que desean exponer en Madrid sus últimas novedades en sistemas de seguridad y defensa.

Ambiente durante el primer día de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF), este lunes, en Madrid.

Ambiente durante el primer día de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF), este lunes, en Madrid. EFE

Si ya en la anterior edición asistimos a una muy buena feria, en opinión de analistas e industria, la de este 2025 ha despertado una gran expectación. Las empresas desean estar presentes en el foro adecuado donde se darán cita todos los que deciden en los procesos de selección, desarrollo y adquisición de los cada día más necesarios sistemas de defensa.

Y ello, además, en un escenario global de bonanza presupuestaria. Escenario del que no escapa, con matices, nuestro país.

Y decimos "con matices" porque la situación del Gobierno de España es de manifiesta debilidad, maniatado por la dependencia del Ejecutivo de unos socios de gobierno totalmente contrarios a la idea de incrementar la inversión en defensa, unos por producirse el rearme ante la amenaza de estados que ellos consideran amigos, y otros por ir directamente en contra del Estado español, al que tildan de enemigo invasor.

A pesar de la reciente escenificación en la que el presidente Pedro Sánchez presentó un Plan de Inversión de más de 10.000 millones de euros con el que afirma España cumpliría ya este 2025 con el compromiso adquirido ante socios y aliados de alcanzar el 2% del PIB en inversión en defensa, lo cierto es que el Ejecutivo español sigue sin poder aprobar presupuestos, lo que despierta serias dudas sobre su capacidad de afrontar tamaño plan de inversiones.

"Los programas de defensa son por definición programas plurianuales y precisan de una financiación acorde en el tiempo más que anuncios grandilocuentes de inversiones puntuales"

Las dudas se acrecientan, primero, cuando la propia OTAN no se muestra muy convencida con los números presentados por la Moncloa, advirtiéndole de que las cuentas están mal hechas, pues parten de un porcentaje de inversión actual erróneo.

También cuando un somero repaso del plan presentado descubre múltiples irregularidades e imprecisiones en el mismo, con numerosas partidas o programas de armas contados dos veces para justificar una cifra de gasto más elevada.

Y, por supuesto, cuando representantes del gobierno se atreven a hablar abiertamente de contar como gastos en defensa partidas de inversión ferroviaria o en medicamentos (sic).

Las palabras improvisación, desconocimiento y engaño vienen a la mente de cualquier observador mínimamente formado.

Pero es que, además, debemos recordar que los programas de defensa son por definición programas plurianuales, y que por tanto precisan de una financiación acorde en el tiempo más que anuncios grandilocuentes de inversiones puntuales.

La industria y la tecnología no se pueden improvisar. Por muchos recursos económicos que haya disponibles, la construcción de fábricas, la compra de maquinaria y herramientas necesarias, la formación del personal especializado como técnicos e ingenieros de todo tipo, requieren su tiempo y no aparecen de la noche a la mañana.

Para colmo, todo esto debemos conseguirlo en el momento histórico de mayor competencia con otros muchos Estados con nuestras mismas necesidades de estos recursos comentados y de las materias primas necesarias para afrontar con garantías la creciente producción.

Una vez se dispone de esa base industrial, las tecnologías y los sistemas de armas requieren años de desarrollo, pruebas y evaluaciones, por lo que su llegada a las unidades militares no es en absoluto inmediata.

Este vacío temporal entre que se toma la decisión política y estratégica de confrontar una amenaza hasta que los sistemas de armas entran en servicio, es precisamente lo que acelera los plazos que marca la OTAN para incrementar rápidamente la inversión en defensa. Si no se ejecuta ya, corremos un serio peligro de no llegar a tiempo de estar preparados para las nuevas amenazas, debilitando en consecuencia el conjunto de la Alianza, cuya fortaleza se basa en el principio de la defensa colectiva. Algo así como el todos para uno, y uno para todos de la novela de Alejandro Dumas.

Y para lograr todo esto se hace imprescindible contar con una estrategia. Pero no una estrategia industrial, como parece que nos quiere vender el Gobierno con el plan presentado en el Congreso el pasado 7 de mayo, sino una “gran estrategia” como país.

Resulta clave tener claro en primer lugar el sitio que debería ocupar España en el nuevo mundo que está naciendo, y analizar en profundidad cuáles son los auténticos intereses nacionales que se deben defender, intereses de Estado, aprobados por la mayoría del Congreso y sin contaminar por intereses políticos partidistas y cortoplacistas.

Vista de la segunda jornada la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF) 2025, este martes en el recinto de Ifema, en Madrid.

Vista de la segunda jornada la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF) 2025, este martes en el recinto de Ifema, en Madrid. EFE

Pero en la España de hoy se nos antoja muy difícil lograrlo. En cualquier acto institucional, los políticos españoles desde hace demasiado tiempo no tienen más estrategia que la que marque la Unión Europea, en un claro ejemplo de dejación de funciones.

No se trata en absoluto ahora de ir en contra de lo que se decida en el marco de la Unión, sino de asegurarnos de que lo que se decide no va en contra de nuestros intereses esenciales como país.

Pero claro, aquí, en casa, chocamos con la realidad de la presencia en el Congreso de fuerzas políticas literalmente opuestas al Estado español, que además son las que dijimos tienen maniatado al Gobierno, lo que hace que resulte tentador volcar en Bruselas la responsabilidad del camino a seguir.

Es hora de los políticos valientes que sepan explicar todo esto con sencillez y claridad a la sociedad española, y explicarlo además con un discurso alejado del tradicional unos contra otros, pero frenando de una vez las ambiciones de aquellos que utilizan las estructuras del Estado para destruir al Estado.

La situación geopolítica internacional lo exige, sin más dilación.

Y con estos mimbres, los de un gobierno incapaz de cumplir la ley y aprobar unos Presupuestos Generales del Estado, una Alianza Atlántica que en la cumbre del próximo mes de junio tiene previsto elevar el compromiso de inversión en defensa a al menos un 3,5% del PIB, lo que supondría triplicar el 1,24% que la OTAN afirma invierte España (dato que será aún más bajo por el incremento del PIB español de 2024 y el previsto para 2025), unido a las crecientes amenazas, compartidas o no, que afrontamos tanto en el ámbito de la seguridad como en el de la defensa, hacen que la expectación por ver lo que ocurre en FEINDEF haya crecido muchos enteros, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Y no sólo en los ámbitos industrial y castrense, sino también en el político, pues hay verdadero interés por ver cómo el gobierno de Pedro Sánchez es capaz de salir del enorme problema en el que estamos metidos como país. Industria y analistas desean saber más del Plan Industrial presentado y cómo se pretende afrontar más allá de las promesas y buenas palabras.

De no poder cumplir con nuestros compromisos, la imagen que saldría perjudicada sería la de España, que sería dada de lado una vez más en la toma de decisiones relevantes para nuestra seguridad, para nuestra industria y por ende para nuestra economía y la vida cotidiana de los españoles.

No podemos permitirnos arrojar la imagen de socio y aliado no fiable que empieza a vislumbrarse en algunos estamentos europeos, y que ya numerosos analistas han resaltado.

Queda sin duda mucho trabajo por hacer, trabajo que exige orden y prioridades claras fruto de una estrategia nacional, y FEINDEF puede y debe convertirse en el escaparate donde mostrar el cambio de paso necesario. Nos jugamos todos mucho.

*** Rodrigo Rodríguez Costa es analista de Seguridad y Defensa.