
El experto en longevidad y doctor Joseph Antoun.
Antoun, experto en longevidad, advierte a quienes toman demasiada proteína en España: "Podría acortar tu vida"
El exceso de proteínas no siempre es sinónimo de salud: "Eleva el IGF-1 y acelera el envejecimiento", alerta el experto en longevidad Joseph Antoun.
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La longevidad es un objetivo compartido por millones de personas en todo el mundo y también en España, donde la esperanza de vida supera ya los 83 años, una de las más altas del planeta según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, vivir más tiempo no siempre significa vivir mejor. En ese camino hacia una vejez saludable, la alimentación desempeña un papel clave. Así lo advierte el doctor Joseph Antoun, experto internacional en longevidad, en una entrevista con el medio estadounidense Real Simple. Antoun lanza una advertencia clara: abusar de la proteína, especialmente de origen animal, podría ser contraproducente para la salud y acelerar el envejecimiento.
"Consumir proteínas en exceso, especialmente de origen animal, eleva los niveles de IGF-1. El IGF-1, factor de crecimiento similar a la insulina 1, es una hormona que desempeña un papel crucial en el crecimiento y la proliferación celular. Un exceso de IGF-1 es perjudicial para una longevidad saludable, ya que promueve el crecimiento celular en lugar de la reparación (lo que aumenta el riesgo de mutaciones), disminuye la autofagia (el proceso de limpieza celular clave para un envejecimiento saludable) y aumenta el riesgo de enfermedades crónicas", explica Antoun.
El mensaje va dirigido especialmente a adultos que, en su afán por mantenerse en forma o ganar masa muscular, incrementan su consumo de proteínas sin valorar los posibles efectos secundarios a largo plazo. "Si bien es esencial en la infancia y para la reparación muscular, el IGF-1 crónicamente elevado en adultos se ha relacionado con el envejecimiento biológico acelerado y por lo tanto, con un mayor riesgo de afecciones relacionadas con la edad", añade.
Para ilustrar el concepto, el experto introduce un término llamativo: "Yo llamo a esta afección la 'Diabetes de la Proteína', por la cual el IGF alto está envejeciendo excesivamente el cuerpo mucho más allá de lo que los músculos requieren". En lugar de centrarse en dietas hiperproteicas, Joseph Antoun propone una alimentación equilibrada basada en vegetales. "Un enfoque equilibrado y basado en vegetales, como una dieta basada en la longevidad (rica en carbohidratos complejos, proteínas vegetales y de pescado y grasas saludables provenientes de frutos secos y semillas), ofrece una vía mucho más basada en la evidencia para la salud metabólica, la prevención de enfermedades y una mayor longevidad".
Sus conclusiones están respaldadas por el estudio de poblaciones centenarias en distintas partes del mundo: "Cuando estudiamos a personas centenarias, observamos que la mayoría sigue una dieta mediterránea, pescatariana o flexitariana (semi-vegetariana) basada en plantas. Una dieta vegana pura también se correlaciona con la longevidad, pero debe complementarse con proteínas, especialmente en las primeras y últimas etapas de la vida".
Cuánta proteína hay que tomar
Las necesidades de proteína no son iguales para todas las personas: varían según la edad, el peso, el nivel de actividad física y el estado de salud. Las recomendaciones generales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican una ingesta mínima de 0,8 gramos de proteína por kilo de peso corporal al día. Es decir, una persona que pese 70 kilos debería consumir al menos 56 gramos diarios.
Sin embargo, en etapas de mayor demanda (como la infancia, el embarazo o la vejez) o si se realiza ejercicio físico intenso, esta cifra puede aumentar hasta 1,2-1,5 gramos por kilo. Aun así, muchos adultos sanos superan con creces estas cantidades sin necesidad, especialmente cuando hay un consumo de suplementos sin control profesional.
Por ello, es fundamental individualizar las recomendaciones dietéticas y en caso de duda, consultar con un profesional sanitario o nutricionista. Un consumo adaptado a las necesidades reales del organismo, con fuentes proteicas variadas y de calidad, contribuye no solo al mantenimiento de la masa muscular, sino también a una salud metabólica duradera.