El candidato presidencial del Partido Demócrata, Lee Jae-myung, hace un gesto al llegar a su último mitin de campaña para las elecciones presidenciales de Corea del Sur en Seúl, Corea del Sur, el 2 de junio de 2025.

El candidato presidencial del Partido Demócrata, Lee Jae-myung, hace un gesto al llegar a su último mitin de campaña para las elecciones presidenciales de Corea del Sur en Seúl, Corea del Sur, el 2 de junio de 2025. Reuters

Asia

Corea del Sur pone fin a la crisis política y elige al polémico opositor Lee Jae-myung como nuevo presidente

Con más del 99% de los votos contabilizados, se confirma que el país está dispuesto a dar un portazo al partido del anterior presidente, Yoon Suk-yeol, que declaró injustificadamente la ley marcial.

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Jara Atienza
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Corea del Sur ha acudido este martes a las urnas con la intención de cerrar una etapa marcada por la inestabilidad política, tras la abrupta caída del expresidente Yoon Suk-yeol, inhabilitado por la justicia tras declarar (por sorpresa, sin justificación y por primera vez en cuatro décadas) la ley marcial durante seis horas en diciembre del año pasado.

Los ciudadanos tenían ante sí una papeleta con siete nombres, pero la contienda real se reducía a dos potenciales ganadores: el progresista Lee Jae-myung y el conservador Kim Moon-soon, representante del partido del mandatario destituido.

Con el 99,2% escrutado, el opositor Lee Jae-myung, del Partido Democrático, ha conseguido un 49,3% de los votos, situándose como el claro ganador de unas elecciones clave, no solo para el futuro de una de las mayores democracias de Asia Oriental, sino también para el equilibrio geopolítico de una región donde Estados Unidos y China compiten por influencia.

A Lee le sigue, según la Comisión Nacional de Elección, el conservador Kim Moon-soo, del Partido Popular del Pueblo, con un 41,3%. 

A falta de los resultados definitivos, la previsible victoria de Lee Jae-myung supone un duro revés para el candidato del Partido del Poder Popular, la formación del desacreditado expresidente Yoon Suk-yeol, aún lastrada por el intento fallido de autogolpe de Estado.

Miembros del Partido Democrático de Corea reaccionan mientras miran un reportaje televisivo sobre una encuesta a boca de urna para las elecciones presidenciales de Corea del Sur en la sala de situación del partido en la Asamblea Nacional en Seúl, Corea del Sur

Miembros del Partido Democrático de Corea reaccionan mientras miran un reportaje televisivo sobre una encuesta a boca de urna para las elecciones presidenciales de Corea del Sur en la sala de situación del partido en la Asamblea Nacional en Seúl, Corea del Sur Reuters

Pero lo cierto es que quien será, salvo una sorpresa mayúscula, el próximo presidente de Corea del Sur no está libre de controversia. Lee Jae-myung ha enfrentado varios procesos judiciales por presuntos delitos, incluidos cargos por violar la ley electoral. Él, sin embargo, sostiene que se trata de una campaña orquestada por sus adversarios políticos. Dice que es una caza de brujas.

Una presidencia complicada

De confirmarse la victoria de Lee, contará con un importante respaldo en la Asamblea Nacional, donde su partido ya ostenta la mayoría tras las últimas elecciones legislativas.

En Corea del Sur, aunque el presidente concentra buena parte del poder ejecutivo, necesita el apoyo del Parlamento para aprobar leyes fundamentales, presupuestos y nombramientos clave. Esta mayoría parlamentaria le brinda la oportunidad de impulsar reformas significativas sin depender de alianzas complicadas. No obstante, no será un camino de rosas.

"Se espera que Lee enfrente importantes dificultades para gestionar la política interna durante un periodo prolongado. Además, tendrá que lidiar con una de las peores crisis económicas de la historia reciente", señala a EL ESPAÑOL Lee Jun-han, profesor de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales en la Universidad Nacional de Incheon.

El experto se refiere al estancamiento del crecimiento económico en Corea del Sur, agravado en parte por el caos político generado tras la breve instauración de la ley marcial y la destitución del expresidente, que desencadenaron la devaluación de la moneda nacional. Pero también apunta al reto de restablecer la estabilidad en un país profundamente polarizado tras meses de agitación política.